¿Por qué somos diferentes? ¿Por qué será que buscamos constantemente evolucionar y distinguirnos al resto del mercado global? La diferenciación es la razón de cualquier área de actividad. Sabemos que detectar nuestras debilidades, valorar nuestras virtudes, explorar el mercado y no temer al cambio, es medio camino andado para hacernos oír.
Para ser diferentes no es suficiente ofrecer un buen producto o servicio ¿De qué sirve ofrecer algo increíble e innovador, si todo lo demás cae en el olvido? Como todo en la vida, tenemos que encontrar el punto de equilibrio. Ofrecer algo genial y de calidad y, al mismo tiempo, añadir incesantemente valor a lo que ofrecemos y a lo que hacemos. Una empresa se constituye de personas de diferentes áreas, y estas forman un equipo. ¡Un equipo, y no solo compañeros de trabajo!
En el mercado actual podemos hacer la diferencia de las más diversas e inimaginables maneras:
1) Valor añadido
Además del producto o servicio, podemos apostar en la diferenciación a través de técnicas de búsqueda, del soporte y la atención al cliente que ofrecemos, de la comunicación y de las estrategias adoptadas. ¿Y qué trabajo implica todo esto? Todo el esfuerzo de un equipo valioso que genera ideas diferentes.
2) Movilidad
En el momento adecuado, a la hora adecuada. La necesidad de “estar” en todos lados es cada vez más relevante. Sabemos lo que ocurre detrás de la puerta, estamos presentes donde debemos estar y tener acceso a toda la información, es también lo que nos potencia hacia la diferenciación. A través de esta continua presencia y respuesta, conseguimos contestar al mercado y sus exigencias, en el momento exacto.
3) Participación
A todos nos gusta sentirnos parte integrante de algo, principalmente de algo que nos beneficia y añade valor. Hacer copartícipe a los clientes en el desarrollo de cualquier producto o servicio es, entre muchas otras, una de las formas de aplicar la diferenciación. Divulgar las novedades, sugerir, aceptar y aplicar sugerencias y nuevas ideas es algo que satisface y alegra a los clientes y, por otro lado, nos reporta beneficios incontables, en concreto: Relaciones más próximas, participación activa en el desarrollo de algún producto, reforzando la notoriedad y el posicionamiento de la empresa en el mercado.
Dicho esto, podemos concluir que apostar en la diferenciación y el cambio, no puede verse como un coste o algo inalcanzable, más bien como una inversión que da fruto a largo plazo. ¿Comparte nuestra visión?